Allá en mi rancho bonito,
cuando la tarde declina,
sale de aquel jacalito
una muchacha divina.
Con sus ojazos de esclava
y el talle así…menudito…
con su mirada de Diosa
y el pié muy requechiquito.
Allá tras de los nopales,
ya se está ocultando el sol…
vida mía…
Allá tras de los trigales,
me juraste tu cariño…
vida mía…
Lo quiso Dios
y no puedes ya quererme,
como entonces me querías…
Ay! Vida mía….