Letra de Horacio Ferrer
Música de Astor Piazzolla
Compuesto en 1981
Al mirarte así dormida,
tan hermosa estás, querida,
y me digo yo: qué nos pasó?
Crece y crece el día en la ventana
y, abismándose,
cae sobre tus primeras canas,
y yo las besé.
Pero todo, todo está resuelto,
y ya sé que nos iremos
por su lado cada cual, y solo,
solo, pienso.
Al mirarte así dormida,
tan hermosa estás, querida,
pienso y se me parte el corazón,
que a las nueve en punto
te despertaré,
y tu desayuno
te prepararé.
Qué sabor tan triste habrá en las tazas.
Y hasta el pan, que nos quería,
pensará que es otra casa,
y otra gente y otro día.
Duermen, junto a vos, las horas tiernas.
No despertarán, ya, para qué?
Uno imaginó que eran eternas
sin pensar que el sol muere también.
Dobla una campana y me recuerda
que en la Navidad no te tendré:
queda el corazón de sal y arena
muerto el gran amor de la existencia.
Al mirarte así dormida,
tan hermosa estás, querida,
y repito aún: qué nos pasó?
Crece irremediablemente la mañana
y en un poco más,
unos empleados de mudanza
nos ayudarán
a cargar recuerdos como fardos
y el amor de tantos años
y la vida de los dos, y solo,
solo, pienso.
Al mirarte así dormida,
tan hermosa estás, querida,
pienso y se me parte el corazón,
que de tiempo en tiempo
me reencontrarás,
hasta que algún día
no me veas más.
Pero ahora, envuelto en pura pena
te contemplo y todavía,
todavía mientras duermas,
serás mía, mía.
Y te beso así dormida.
Pobre amor, no te despierto.
Y te dejo así, me voy, mi vida.