Noche de verano
en la Place Pigalle.
Iba yo sin rumbo,
y sin rumbo él,
y, sin darnos cuenta,
como algo fatal,
nos unió el destino,
trágico y cruel.
Luces en el cielo
claro de París.
Música en el aire…
Aspas del «Moulin»…
Él como Rodolfo,
yo como Mimí,
nos sentimos presos
en el mismo afán,
y , al decirle, alegre:
– Llévame al «Moulin».
Tristemente dijo:
– Ma petite cherie,
je nŽai pas dŽargent…
Bsjo los puentes del Sena
se abrió a sus besos
mi boca en flor.
Bajo los puentes del Sena
fue mi primera noche de amor.
Bajo los puentes del Sena
vivimos horas de eternidad,
de amor y ventura,
bohemia ternura
y felicidad.
La bohemia aquella,
para mí pasó.
Sueños de misterio
y amor que se fue.
Hoy, París es mío,
y ahora luzco yo
joyas y vestidos
de la Rue la Paix.
Una noche fría
del invierno gris,
salimos en auto
desde el «Tabarin»,
y, por ver cubierto
de nieve París,
fuimos donde locos
y mendigos van…
Y entre el hampa aquella
le reconocí.
Fracasado dijo:
– Ma petite cherie,
je nŽai pas dŽargent…
Bajo los puentes del Sena
se abrió a sus besos
mi boca en flor.
Bajo los puentes del Sena
fue mi segunda noche de amor.
Bajo los puentes del Sena
quise ofrecerle
felicidad…
Mas, en su locura,
cambió mi ventura
por su libertad.