Letra de Enrique Cadícamo
Poema del libro Viento que lleva y trae de Enrique Cadícamo.
Era un barrio de tejas
cuando existía el Mercado Devoto
a pasos del café La Amistad
de la calle Anchorena y Guardia Vieja.
En la clepsidra del tiempo
transcurrió un denario
e inadvertidamente
iba caminando
aquel barrio temerario.
El Mercado Devoto
cambió sus trastos
a comenzó a llamarse
Mercado de Abasto.
El café La Amistad
continuó siendo un símbolo.
A sus mesas cordiales
llegaban tres hermanos:
El Maceta, Biyún y Revinche,
guapos de verdad
y especialistas en bochinches.
También era abitué
un morocho cantor
gordo y soñador:
Carlos Gardel.
Gorrión bohemio del Abasto
que rondaba en las noches
del antiguo café
impregnado de historias;
cantaba por el gasto
de capuchinos
pero creía en la gloria.
La rueda lagrimeaba
cuando en las canciones
su corazón de artista volcaba
y de «La loca de Bequeló»
lamentaba su suerte
y se emocionaba
con El Proscripto, de José Marmol,
y con las décimas doctrinarias
de Almafuerte.
Barrio de chatas,
ya no hay tiestos con malvones
en tus ventanas,
el jazmín del país, la magnolia foscata,
las glicinas y las damas de noche
no se asoman galanas.
Eras pintoresco como una aldehuela;
el progreso te ha aguado la acuarela.
Tanto han cambiado tus alrededores
que hoy por tus calles
pasan roncando otros pesados:
los automotores.