Letra de Alberto Videla
Música de Alcides Gavaratelli
Mala ginebra de esa pulpería
que cabrestió llevándome a su lado,
hasta estrujar de cuajo mi pasado
donde el palenque aindes yo la quería.
Mi tostao dirigí al rancho con fe
cuando la niebla tuita aurora borra,
pero al apear…llorando mi cachorra
me dijo: «mama ya se jue»
se puso mala y me pidió
que todo lo que amba le dejó,
y me llamó su «Cachito de Cielo».
Me eché a llorar hasta empapar su pelo
en aquel rancho ande discansa en calma…
y juíme con la herencia de su alma
que pa siempre será «Cachito e’Cielo».
Mala ginebra que quemó mi sino,
pialándome ya viejo a mi tapera,
mientras «Cachito e’ Cielo» en primavera
punteaba los cardales del destino.
Sorprendiendo a un pueblero en un convoy
un día de gualiche de mi vida,
me dijo la cachorra, entristecida:
Perdone Tata…yo me voy…
No puedo augar la pena más
cuando la veo al juir del día,
jamás sentí un dolor igual, jamás
se lo juro por la Virgen María…
Me dijo así echándose en el suelo
como una pecadora arrepentida.
Dios te bendiga, augué, y que en tu juida
a este viejo olvidés, «Cachito e’Cielo».
Sorprendióle la aurora madrugáo
a aquel gaucho de corazón desierto
que el pulpero encontró tendido muerto,
y con aquel pañuelo augáo.
Y ese viejo quedó solo en la noche
de aquella tarde en que al morir el día
en la güella extasiado les veía
a «Cachito e’Cielo» y su ladrón en coche.