Cafe y bar iglesias (poema)

Letra de Enrique Cadícamo

Café y bar Iglesias, noctámbulo y canchero
donde en tu palco alto la típica oficiaba
la liturgia porteña del tango retrenchero
que la barra de fieles fanática escuchaba.

mil nueve ventidos, hoy borroso y lejano;
Roberto Goyeneche, en lírico arrebato,
genial alucinado, del taumaturgo piano
extraía azules notas de clorhidratos.

Mientra Pedro Laurenz meciendo en sus rodillas
el fueye dormilón de nacarado lujo,
interpretaba POMPAS haciendo maravillas
con su deble misterio de músico y de brujo.

El cuatrero, de Bardi, Re-fa-si de Delfino,
Eltrino, de Cobián, La cautiva, de Flores,
Mala pinta, de Julio de Caro… Hilaban fino
aquellos inspirados y jóvenes cultores.

Medio siglo ha corrido desde que el bar Iglesias
sobre Corrientes vioja daba su recital,
como vemos, el tango hasta tenía su iglesia
ya que así se llamaba el patrón del local.

Ahí fue donde Ercolano Tosti ¡flor de peca!,
curro mayor del naipe, pintón y cajetilla,
haciendose pasar por patrón de aquel feca
le vendió a un inauto las mesas y las sillas.

Café y bar fenecido… por la calle Corrientes;
hoy se escucha la música beat y lo deploro
porque tienen sus notas ruidos irreverentes
semejantes a una descarga de inodoro.
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