Letra de Carlos Waiss
Música de Juan D’Arienzo
Despues de haber padecido la disposición dictatorial de prohibir los
giros lunfardos, el autor Carlos Waiss se puso al día echando mano a
cuanta expresión arrabalera estuviera a su alcance para utilizar en
este tango.
Siempre pasa con el pucho sobrador a flor de labio
con la pinta medio shiome que deschava el arrabal.
Lleva el lengue hecho galleta, con el funyi arremangado
y se va ladeando todo con andar acompadrado
mientras pica en la vereda con el taco militar.
La chamuya de los grilos, de cachimba y empiedrada
en la cara luce un feite que hoy es vieja cicatriz.
Se da dique que hace poco lo fajaron la mancada
y fue culpa de una nami que de puro rechiflada
casi ortiba los aprontes que le daba en el bulín.
La va de que es junado, conversa de sotana,
su vieja ferramenta la tuvo que amurar.
Pregunta por «el hombre» respeta a la fulana
y dicen que un caudillo lo pudo acomodar.
La va que fue ladero de puntos remanyados
y en el refiche lungo del turbio chimentar,
para él no hay secreto, desde tirar el carro,
pialarse en un choreo o hacer un cuento más.
Tiene pinta bulinera de gavión de rango misho
el yuguillo lo levanta, casi, casi hasta la nuez
cuando juna al mayorengo se las toma «stricho y pico»
se embalurda con dos cañas, le hace cruz al abanico
y pa’ andar algo piola la jotraba de chofer.
La saluda con dequera! y si marca es con un quía!
pero yo que le remanyo su prontuario, bien lo sé
que no tiene más balurdo que un andar de contramano
y los tiras, la otra noche fue por gil que lo apuntaron
cuando estaba haciendo pinta en la puerta de un café.