Certificada

Me prometiste, rana, el himeneo,
previa prueba de amor que fue secreta,
y me juraste, al fin, que la libreta
me la mandabas luego por correo.

Yo me estoy palpitando algo muy feo
porque después de que en mi propia jeta
pasas del brazo con otra pebeta,
ya no se si te creo o no te creo.

No se que preguntarle ya al cartero
pues me contesta siempre más cabrero
que tampoco ese día llego nada.

Perdoname, mi negro, si te bato
que esa libreta que resuelve el fato
me la mandes, más bien, certificada.