Letra de Luis Acosta García
Música de Agustín Magaldi
Música de Pedro Noda
Compuesto en 1930
Corregida por Ivan Negron <NCampoalegre@aol.com>
El pueblito estaba lleno de personas forasteras,
los caudillos desplegaban lo más rudo de su acción
arengando a los paisanos a ganar las elecciones
por la plate, por la tumba, por el voto o el facon.
Y al instante que cruzaban desfilando los contrarios
un paisano grito: «Viva!», y al caudillo menciono…
Y los otros respondieron sepultando sus puñales
en el cuerpo valeroso del paisano que grito.
Un viejito lentamente se quito el sombrero negro,
estiro las piernas tibias del paisano que cayo,
lo beso con toda su alma, puso un Cristo entre sus dedos
y goteando lagrimones entre dientes murmuro:
«Pobre m’hijo, quien diria que por noble y por valiente
pagarla con su vida el sosten de una opinion!
Por no hacerme case, m’hijo, se lo diie tantas veces
no haga juicio a los discursos del dotor ni del patron.
Hace frio. Verdad, m’hijo? Ya se esta poniendo oscuro.
Tapese con este poncho y pa’siempre yevelo.
Es el mismo poncho pampa que en su cuna cuando chico
muchas veces, hijo mio… muchas veces lo tapo.
Yo vi’a d’ir al Campo Santo, y a la par de su aguelita,
con mi daga y con mis uñas una fosa voy a abrir».
y a su pobre madrecita.. y a su pobre madrecita
le diré que usted se ha ido y que pronto va a venir
A las doce de la noche llego el viejo a su ranchito
y con mucho disimulo a la vieja acaricio
y le dijo tiemamente: «Su cachorro se ha ido lejos,
se arreglo con una tropa, le di el poncho y me beso.
Y ahuira, vieja, por las dudas, como el viaje es algo largo
prendale unas cuantas velas, por si acaso, nada mas.
Arrodiyese y le reza, pa’que Dios no lo abandone…
y suplique por las almas que precisan luz y paz»