El gaucho (i) (el escenario)

Letra de Belisario Roldán

Belisario Roldán (1873-1922)

Ni un sonido moribundo
turba el aire, como si
aterrador y profundo,
todo el silencio del mundo
hubiera acampado allí…

El llano se tiende en una
inacabable extensión,
y apenas juega la luna
sobre la gracia de alguna
femenina ondulación.

En esas curvas lomadas,
la aurora, como un pintor,
traza en largas pinceladas
las bemejas y calladas
turbaciones del rubor.

Y al fulgor de su pupila,
la Pampa verde y tranquila
se ha imantado como un mar.

Una brillantez de cromo
genera su resplandor
y cae en el suelo como
tenaz garúa de plomo
hirviente y calcinador…

Lentamente se desliza
la soberbia claridad,
y ante el día que agoniza,
la tarde crepusculiza
una subtonalidad…

En un estertor dorado,
la luz del astro triunfal
se desvanece a su lado…
Ya las sombras han parado
rodeo en el pastizal.

la perspectiva indecisa
del angustioso caldén
el cuadro necropoliza;
y el aire canta una misa
con su introito y con su Amén…

tal la Pampa que se expande
desalojando al confín,
misteriosa, triste y grande
como un bostezo del Ande
acometido de esplín…

Tal en paz; que si la barre
bramando la tempestad
sin valladar que la amarre,
entonces… ¡un Aquelarre
es toda la inmensidad!

Corre el viento, salta, ruge
como un castigo de Dios;
gime, rueda, llora, muge
y aquí un ramaje que cruje
y otro allá partido en dos…

sobre las ancas soslaya
de la hacienda en dispersión
y, sin freno ni atalaya,
como retozando ensaya
su formidable explosión.

Peinando los trebolares
va el aletazo cruel,
y redobla los andares
como si en medio a esos mares
adivinara un bajel…

¡Escenario Byroniano
de misterio y de dolor
donde reinó soberano
el varón americano
más valiente y más señor!

¡Ah gaucho de mis llanuras
alma y genio de una edad,
que flameó sus vestiduras
entre las limpias y puras
brisas de la libertad!

¡La lira que ha de cantarte
vibrando en mi mano está…
te canto para entregarte
en los altares del Arte
a la patria que vendrá!