Letra de Belisario Roldán
Belisario Roldán (1873-1922)
Bajo el cielo del proemio
fue la carne de cañón,
y no hubo lauros ni premio
para esta alma de bohemio
purpurada de gascón….
Yo no sé qué aristocracia
transparentaba su faz,
ni qué exotismo y qué gracia
aquella guedeja lacia
Sobre la cara mordaz…
zumba a veces como avispa
picadora, la intención
de aquel héroe que se crispa
cargando el fusil de chispa
con trozos del corazón.
Pues en la ruda porfía
o en la faena habitual,
siempre tuvo su hidalguía
en los labios la ironía
sacando punta al puñal;
Y aquellos ojos burlones
no se agravaron jamás,
ni domando redomones
ni ante amagos de facones
o gritos de capatáz.
En el llano libre y ancho,
desfizo a más y mejor,
mezcla de Quijote y Sancho
que anduvo de rancho en rancho
cortesano y rimador,
Y si la fortuna buena
le regaló un corazón,
supo la rubia o morena
que estaba puesta su pena
en la punta de un facón.
Y que no habría paisano
capaz, ante su cantor,
por jactancioso o villano,
de mentar su nombre en vano
en todo el alrededor…
Ni varón bastante osado
ni mortal bastante ruin,
para haberla mancillado
en cuanto pago poblado
se divisa del fortín.
Porque entonces…¡abran cancha!
los que quieran ver mejor,
que en mi Pampa libre y ancha
sólo se lava esta mancha
con la sangre del traidor!
Y como dos caballeros
del gran tiempo del honor,
cyranescos y parleros
desnudaban los aceros
para explicarse mejor…
Ya se tuercen como un hilo
parando el terrible envión
o amagan de punta o filo
más listos que el refucilo
del centelleante facón.
¡Hasta el suelo se estremece
al choque de tanto ardor,
y entre la saña que crece,
cada gaucho es una S,
elástico y cuerpeador!
Se Enriquecen de fulgores
las dagas bajo la luz
de sol, cuyos resplandores
las empurpura en colores
desde la punta a la cruz…
Como sierpes viborean
los cuchillos ras con ras;
suenan, se chocan, chispean,
y cuanto mejor pelean,
los ponchos se cortan más…
La misma fe los iguala…
del chambergo varonil
libre el rostro bajo el ala,
muestran, sonriendo, la gala
de los dientes de marfil…
Disimulada la grima
tras la ocurrencia jovial,
en el rudo lance rima
una cerebral esgrima
con la esgrima del puñal.
«¡Te olvidabas que sos mŽhijo!»
grita uno, saltando atrás,
y el acero, firme y fijo,
ha dibujado un barbijo
hargo a largo de una faz…
La rica sangre caliente
brota en rojo borbollón…
se atropellan…; rectamente
en el pecho de un valiente
entra hasta el mango un facón…
El corro, mudo y severo,
aueda del muerto en redor;
¡Y el vencido verdadero
es el otro, que en su overo
va camino del dolor!
Después… guardará la fama
el triste lance habitual…
sobre una tumba, una rama…
diz que la plantó una dama
temblando bajo el percal…