Letra de Belisario Roldán
Belisario Roldán (1873-1922)
Replegada en la sombría
virginidad montaraz,
salvaje raza vivía
gruñendo en la todería
su rebelión pertinaz.
Relumbrosa piel cobriza
retoba el áspero oval,
y ladina y movediza
la mirada se desliza
bajo el innoble frontal.
Es un altivo sicario
de monstruosa complexión
en cuyo numen primario
rebrama el fuego sectario
de una adusta religión…
En la rudeza imperfecta
de aquella cara angular
donde campea la recta,
vibra el alma de una secta
terrible en el batallar…
¡Honda trágica y pagana
sin banderas y sin ley,
que alzó su barbarie indiana
contra el Dios de la cristiana
imperecedera grey!
¡Postrimera llamarada
de algún infernal embrión;
supervivencia irradiada
por quén sabe qué apagada
y misteriosa eclosión!
Contra esa casta guerrera
peleó el gaucho en roja lid,
y deslumbra la altanera
fe con que en la justa fuera
fue de Cristo el adalid…
Inenarrable campaña
que inunda su historia en luz…
¡No chocaron con más saña
en los anales de España
la media luna y la cruz
Que cuando la tribu avanza
sobre el cristiano montón,
pujanza contra pujanza
la media luna es la lanza
y la cruz es el facón!
Un cuadro dantesco evoca
el fantástico tropel
de aquella falange loca
que se golpea la boca
sobre desnudo corcel…
Felinos y agazapados
en los flancos del bridón,
de los jadeantes costados
irrumpen como exhalados
por invisible explosión…
Gime, aulla, impreca, grita
su fanatismo viril;
y la balumba maldita
rugiendo se precipita
como un solo proyectil.
Sobre ella a su vez avanza
el escuadrón inmortal,
y es muy grande la matanza,
que hay un bravo en cada lanza
y un bravo en cada puñal…
Se enroscan los redomones
cuerpo a cuerpo y faz con faz,
y bolas, lazos, pendones,
ponchos, chuzas y facones
se apeñauscan en un haz.
Sobre mil despojos yertos
la noche abre su capuz
y ante los mudos desiertos
como llamando a los muertos
abre sus brazos la cruz…
De viento, ebrio de espanto,
Corre el vencedor en pos;
y ha visto el mundo entretanto,
que esta vez, como en Lepanto,
hizo Dios triunfar a Dios…