El huerfano

Letra de García Giménez
Música de Anselmo Alfredo Aieta

Ante el sepulcro de mi amor
detengo el paso y esta estrofa
dejare como una flor
y al viento errante doy mi voz,
que el llevara mi último adios.

Un día te cruzaste,
mujer, en mi camino.
Yo andaba por la vida
sombrio y al azar,
mi madre se habia muerto
y el dulce amor divino
perdido para siempre,
nublado mi destino,
ya nada me quedaba
cansado de llorar.

Entonces me encontrastes
y yo algo vi en tus ojos
radiantes como auros
de dicha y de ilusión.
Tus ojos me engañaron
las ansias de mis penas,
pues fuistes en mi vida
la manada blanca y buena
querida una vez sola
con todo el corazón.

Y ahora me abandonas,
te alejas de mi lado,
me sumes en la noche
tan fria de dolor.
Mi pobre traje humilde
de nuevo esta enlutado,
el huerfano doliente
que ayer has encontrado
hoy sigue siendo el huerfano
de tu encantado amor.