El tranvía que se cayó al recuerdo (vals)

Letra de Horacio Ferrer
Música de Osvaldo Tarantino
Compuesto en 1977

Por favor, valsecito,
prendéme a tu son, curtíme a recuerdos;
subíme a un tranguay duende, lerdo y orsai
que nos lleve a los dos
hasta mi Buenos Aires perdido.
Ya, sobre el riel, llueve y llueve el regreso,
y qué pobre y vestido de huesos
que va el motorman
dándole al talán tristón que está
lastimándolo en el esternón.

Pondrán las muertes sencillas
sus ñatas contra el cristal empañado,
y en la ventanilla, que es bruja, verás
cómo un dedo de sal
nos dibuja los rostros amados.
Y no tenés que aflojarle al llanto, valsecito,
que ya en nuestro ayer, tendremos vos y yo
tanto y tanto que hacer!

Llenarnos de cenizas
queridas los bolsillos.
Que sean madreselvas
las líneas de las manos.
Marearnos con aromas
de patio y de tomillo.
Beber tardes de otoño
y estrellas del verano.
Y, al fin, como ladrones
del tiempo, en cada puerta,
robarse aquellas voces
que están y no están muertas.

Y al volver del pasado,
fue en lo alto y al sol o bajo el asfalto,
que a un taita de jeans y a una hippie en percal
vi tras un carillón
sin agujas amarse abrazados?
Rueda el tranvía y los peces profetas
que habitan los whiskys del alba
me llevan a un bar
donde a veces creo verlo a Dios
recordar la ciudad que será.

Yo ya no sé, compañero,
si sueño o viví o lo he presentido,
si es la Buenos Aires que fue o que será,
lo que amé o amaré
lo que quiero salvar del olvido.
En la tiniebla de ser, ya ves pequeño vals,
al nacer o al morir, vivir es emigrar
del presente fugaz
al ayer que aún no es
o al mañana que fue.