Letra de Aldo Queirolo
Música de Hormaza
Anoche cerró por duelo
el bodegón La Maroma:
murió el negrito Carmona,
remanyao escabiador.
En el mistongo convoy
donde el pobre era velao
varios curdas jubilados
acariciando el cajón,
lagrimeaban apenados…
empinando un semillón.
Una mosca que había entrao
y rondaba indiferente
se fue a parar justamente
en la nariz del finao.
Rocataglata el pesao,
rechupao como un faso,
viendo a la mosca en el naso
le pegó tal bofetón
que hizo volar del zurdazo
a Carmona del cajón.
El «jonca» quedó forfait,
y Grapini con un llanto
sentó al difunto en un banco
pa’ que descansara en paz.
A su lado El Bataraz
empezó a contarle un cuento
mientras el taita Mamerto
con un filoso puñal,
quería clavarlo al muerto…
porque lo miraba mal.
El peluquero Calvete
viendo el cadáver chivudo
se acordó de su laburo
y le afeitó hasta el copete.
Cayó el punga Firulete
cun unas cuantas chiruzas;
venía de una garufa
empuñando un bandoneón,
y entre curdas y papusas
se armó una milonga flor.
La milonguera Rene,
apantallando al finao,
creyendo que era un mamao
quería darle café.
Melena y El Yacaré
estaban jugando al truco
y el goruta Benvenuto
encargado del convoy
en camisón y confuso
rajó paŽla «treintaidos».
De pronto en esa reunión
se hizo presente la yuta
y la curdela batuta
la fue arriando pal camión…
Garabito y Chicharrón
se piantaron con el vino,
y el muerto… fue detenido
pues un payuca botón
se lo llevó de testigo
paŽprestar declaración!