Letra de Oscar Risone
Música de E. Barocela
No te llames amargo al que en la vida
la hayas visto tú reir ninguna vez,
no le digas jamás esas palabras
pues al decirlas razón no debe haber;
no digas que tan solo venenosas
palabra su boca podría pronunciar,
tú no sabes lo que es pasar la vida
sin haber visto en ella un amor nunca.
No sabes lo que el pobre habrá sufrido
en sus años de amarga desventura,
sin tener un cariño a que confiarse,
sin haber visto inspirar pasión alguna.
Muy triste es la vida solo sin amor,
sin un ser que nos quiera y nos comprenda,
sin sentir jamás nunca una caricia
que amante nos ampare por ser buena.
Triste ha de ser tener la servidumbre,
no haber inspirado pasión ninguna,
sabiéndonos tan solos en la vida
sin tener quien nos llore en nuestra tumba.
Que tristemente amarga y cruel tortura
no tener un hogar, no poder verlo,
no poder ver la amada cariñosa
que con frases de miel inspira aliento.
Pra hacernos más fuertes en la lucha
con la esperanza de salir triunfantes,
sabiendo que lo esperan cariñosos
los blancos brazos de su tierna amante.
Y lo esperan los hijos que lo quieren
colgándosele al cuello cuando vuelva
para decirle: «Papito, qué has traido
a mamita que por ti ansiosa espera».
Entonces por sus brazos apresado
besarla y besarla hasta saciarse,
y quitándole así ella el sufrimiento
que la larga jornada le causase.
Triste es la vida sin estas alegrías,
sin este fin a que están destinados
todos los esfuerzos de los hombres,
y que a él tan solo le han sido negados.
No le llames amargo al que en la vida
le hayas visto tú reir ninguna vez,
no le digas jamás esa palabra,
pues al decirla razón no has de tener.