Linda es mi agonía, vuelvo a verte
a pesar que estás ausente de la vida.
Lloro de alegría por mi suerte:
Hasta el cielo iré enseguida
para amarte, adorarte,
y tenerte siempre… siempre…
Corazón, te quiero más que antes!
Allá en el cielo,
frente a Dios, eternamente,
volveremos a encontrarnos
para nunca separarnos más.
Libres…
No tendremos qué escondernos,
como antes, para vernos,
por temor al qué dirán.
Creo
que allá no valen papeles,
ni prejuicios, ni más leyes
que el amor y la verdad.
Seremos felices en el cielo,
allá en la eternidad.
Todo es efímero en la vida.
Fuí feliz porque tenía tu cariño.
Casi enloquecí cuando morías:
No eras libre, y no podía ir a verte,
abrazarte y besarte no podía…
Pero sé que pronto he de tenerte!
Creo
que allá no valen papeles… (bis)