Letra de Reinaldo Yiso (Reinaldo Ghiso)
Música de Anselmo Alfredo Aieta
Música de Anselmo Alfredo Aieta, «Ricardo Aieta» y «Pepe Soles»
Músico, bandoneonista, compositor y director. Nació en Buenos Aires
el 5 de noviembre de 1896 y allí falleció el 25 de septiembre de
1964.Era un adolescente cuando compuso su primer tango, «La Primera
sin tocar», en 1912, que fue precursor de éxitos como «El huérfano»,
«Príncipe», «Alma en pena», «Siga el corso», «Carnaval», «Tus besos
fueron míos», «Palomita blanca», «Prisionero», «Mentirosa», «Bajo
Belgrano», «¡Qué fenómeno!», «Tras cartón», «Trianera» (pasodoble),
«La violetera», «Primero campaneala», «¡Viva la patria!», «Tan grande
y tan sonso», citando las obras que le grabara Carlos Gardel.
Letra: Reinaldo Yiso (Reinaldo Ghiso). Poeta y compositor (6 de
abril de 1915 – 16 de diciembre de 1978) nació en barrio de Liniers,
Buenos Aires. Fecundo compositor entre otros temas de «Por eso canto
yo»;»El sueño del pibe»,»Bolero», «Bailemos», «Un infierno»,
«Soñemos», «Cuatro líneas para el cielo», «Un regalo de reyes», «El
hipo» , «Cómo le digo a la vieja», «Una carta para Italia», «Un tango
para mi vieja», «La número cinco» , «El tango es una historia», «Estas
cosas de la vida», «La mascota del barrio» , «Un tormento» , «El
clavelito», «Susanita» y «Un vals para mamá». «Bien Bohemio»
(registrado a nombre de sus esposa). Dejó registradas 532 obras, casi
un tercio de ellas inéditas.
Canta: Edmundo Rivero Con guitarras, Buenos Aires 1955
Tango (02’12»)
Temblaron las glicinas, los músicos callaron
y aquel baile de patio de pronto enmudeció.
Una mujer enferma, sin fuerzas, bacilante llegando hasta su hombre
de esta manera habló:
No vengo a reprocharte tu ausencia de mi nido,
ni a suplicar cariño, lo nuestro terminó.
Yo vengo por tu hijo, si es que llegás a tiempo,
el pibe se nos marcha camino del Señor.
El pibe, nuestro pibe se nos muere
vos sabés como te quiere
y llorando me pidió:
Decíle, decíle que yo lo extraño,
que tengo frías las manos
y en el pecho mucha tos.
El pibe se ha quedado con tu madre,
por favor, no llegués tarde,
si aún querés darle el adiós.
Tan sólo yo he venido para eso,
corré pronto a dále un beso,
¡si aún te queda corazón!
Del brazo de la otra se desprendió el malevo
y el patio de ladrillos temblando lo cruzó,
y esa mujer enferma, sin fuerzas, vacilante,
siguió tras de sus pasos, soltando un lagrimón.
Se oyó «La cumparsita», el tango de los pobres,
tras una nube negra la luna se ocultó
y fue por vez primera que en ese viejo patio
mientras lloraba un tango ninguno lo bailó.