A. Navarrini
H. Artola
Si te han dicho que se besa por limosna
te han mentido, porque yo no imploro compasión.
Bien poco ha de valer ese tu destino de ambición,
si un suefio no te nutre el corazón.
No prolongues ni un instante tu cobarde retirada,
para qué, si en mi no habrá rencor?
Qué importa si detrás dejas la ruina y el dolor?
Adelante! Yo me aquieto con mi amor.
Lo acuno en la nube… Lo doro en el sol.
Es trino en el ave y aroma en la flor.
Tu mando egoísta de pompas odiosas
jamás vio las rosas del alba interior!
Después de tus triunfos vendrá la verdad…
Oirás los violines de mi soledad
gimiendo en tus dias opacos de hastío,
el eco sombrío de tu soledad.
Con el gesto doloroso de mi vida pisoteada,
aqui estoy. De frente a tu crueldad!
Quién sabe de los dos cual es más digno de piedad,
midiendo mi tristeza y tu maldad.
Si supieras cómo me arden tus miradas compasivas…
Basta ya!… Déjame… Por favor…
Ya nunca lograrás amordazar mi sinsabor.
Hoy me abrazo al milagro de este amor!