Por Isabel «Chabuca» Granda
Una veredita alegre,
con luz de luna o de sol,
tendida como una cinta
con sus lados de arrebol,
arrebol de los geranios
y sonrisas con rubor,
arrebol de los claveles
y las mejillas en flor.
Perfumada de magnolias,
rociada de mañanitas,
la veredita sonríe
cuando tu pie la acaricia,
y la cuculí se ríe
y la ventana se agita
cuando por esa vereda
tu fina estampa pasea.
Fina estampa, caballero;
caballero de fina estampa, un lucero,
que sonriera bajo un sombrero, no sonriera.
Más hermoso, ni más luciera, caballero,
y en tu andar andar, reluce
la acera al andar andar.
Te lleva hacia los zaguanes
y a los patios encantados,
te lleva hacia las plazuelas
y a los amores soñados.
Veredita que se arrulla
con tafetanes bordados,
tacón de chapín de seda
y fustes almidonados.
Es un caminito alegre
con luz de luna o de sol,
que he de recorrer cantando,
por si te puedo alcanzar.
Fina estampa, caballero…
¡Quién te pudiera guardar!…