Juan B. Fulginiti
Agustín Magaldi
Bajo el dolor de esa profunda llaga
con que la infiel ha muerto su esperanza
y sin más ley… la ley de la daga
que ha de apagar su sed de venganza
Miró al rival, que era su propio hermano,
y ante la luz del desengaño impio,
no pudo mas!… y en su mortal desafio
mostró el varón ya desnudo su facón.
(recitado)
…sin más juez que su honor,
después de un pujante duelo,
dejó tendido en el suelo
aquel hermano traidor.
Se inclinó el paisano con dolor
sobre el cuerpo inerte del rival
y al notar que no era aquella herida
muy mortal, miró al cielo agradecido;
y la indigna, llena de terror,
se acercó llorando junto al ser
que cayó por ella y por su falso proceder,
bajo el acero del honor.
«Mujer fatal!; dijo el paisano altivo,
a vos también debiera castigarte,
pero tal vez… tal vez si es que vivo
ya volvere pa’ esta deuda cobrarte.
Y si me voy sin castigarte tu infamia
es porque se que ese hombre necesita
que lo cures… con la ternura infinita
que se han besao hoy, cuando al rancho llegue.»
(recitado)
Se quedo como pensando en sus muertas ilusiones.
Y mientras le iban surcando el rostro dos lagrimones.