La cantaba Charlo.
Con corralera cortona
y pañuelo volador
pantalones de cambrona
clavel en la oreja y boina punzó.
Viene cuartiando el tranvía
hasta el repecho nomás
son treinta metros de trecho
y al grito de ¡zaino! ya quedan atrás.
La barranca de Patricios
tiene una esquina rosada
donde se ha quedao clavada
su triste y negra mirada
como quien mira de vicio.
Y en su pena de compadre
viene tantiando su daga
pero apurao por la madre
por ella, tan solo, la va a perdonar.
Y como dicen que el tiempo
es el remedio mejor
deja sus penas la tiempo
y al grito de ¡zaino! cuartea el dolor.
También su vida es barranca
y está cansao de cinchar
lleva una pena en el anca
y un triste recuerdo que lo hace aflojar.