Es cantada por Julio Sosa.
Los chicos no juegan,
la casa está triste;
la gente camina
en puntas de pie,
el alma de ella en todo subsiste,
el alma tan buena, ¡Ay!, de la que se fue.
Sollozos furtivos,
suspiros y quejas
se oyen muy suaves cual leve rumor;
de los que han quedado
se postran las viejas
y elevan plegarias a nuestro señor.
Un hombre murmura
que mala es la vida,
llevarla tan joven
indigna pensar.
Tan linda, tan buena
por todos querida
y dejó en tristezas
conmigo a su hogar
la gente la extraña
con todos charlaba
contodos se dio
por eso en su muerte
se ve tan serena,
¿será que su almita
al cielo voló?
Despunta la aurora
y mecen las brisas
las plantas, las flores
que tanto cuidó
y añoran sus riegos
su dulce sonrisa
y tiernos cuidados que en vida le dio.
Se asoma una amigo rosado, sonriente,
pregunta a su padre:
¿mamá dónde está?
y al ver el cadáver
le dice doliente:
¡papito yo quiero dormir con mamá!