Letra de Celedonio Esteban Flores
No batio ni «Salute!», como estaba cabrera
hizo un lio de pilchas, secose un lagrimon,
se miro en el espejo, campaneo la catrera
y taqueando apurada los patios paso.
No la fue de serena, se le hacia que todos
palpitaban lo fule de su resolución.
Cuando estuvo en la puerta dijo:
De todos modos
donde quiera que vaya estare yo mejor.
Llego el coso cansado del laburo y haciendo
un esfuerzo inaudito en un papel leyo:
«Porque estoy hasta el tope de vivir padeciendo
me decido dejarte. Perdoname. Margo.»
Fue tan seca la biaba que la mente turbada
como herida de muerte al momento quedo.
Reacciono de repente: iba a ir a buscarla,
mas como era canchero, al impulso lo ahogo.
Ya ni cierra la puerta, tiene el palpito fulo
que a la larga o a la corta al bulin volvera.
El no ha dicho ni medio, pero con disimulo
en el patio comentan lo cambiado que esta.
Porque ella no vuelve y se extingue una vida
en la tarde tranquila y bendecida de sol.
Es la historia de siempre: una mina perdida
y una pobre esperanza conservada en alcohol.