Letra de G. D. Barbieri
Música de Enrique Cadícamo
De una grabación cantada por Julio Martel con la orquesta de Alfredo
de Angelis (1947).
A veces repaso las horas aquellas
cuando era estudiante y tu eras la amada
que con tus sonrisas repartias estrellas
a todos los mozos de aquella barriada.
Ah! las noches tibias, Ah! la fantasia
de nuestra veintena de abriles felices,
cuando solamente tu risa se oia
y yo no tenia mis cabellos grises.
Ibamos del brazo y tu suspirabas
porque muy cerquita te decia, «Mi bien,
ves como la luna se enreda en los pinos
y su luz de plata te besa en la sien?
Al raro conjuro de noche y reseda
temblaban las hojas del parque también
y tu me pedias que te recitara
esta «sonatina» que soño Rubén:
(recitado)
«La princesa esta triste! Que tendra la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa esta palida en su silla de oro,
esta mudo el teclado de su clave sonoro
y en mi vaso, olvidada, se desmaya una flor.
Que duendes lograron lo que ya no existe?
Que mano huesuda fue hilando mis males?
Yque pena altiva hoy me ha hecho tan triste
triste como el eco de las catedrales?
Ah! ya se, ya se. Fue la novia ausente
aquella que, cuando estudiante, me amaba.
Que al morir, un beso le deje en la frente
porque estaba fria, porque me dejaba.