La pena del payador (vals)

Letra de Eduardo Escariz
Música de Jose
Música de Luis Servidio

La tarde en el poniente su poncho recogía
peinando entre sus flecos un copo de arrebol,
y el hilo de la noche, que en ancas se venía,
bordaba en seda negra los pétalos del sol.

Llorosos los yuyales doblándose al pampero
y el Viejo de la Carreta picando al buey sobón
atrácase a la ferrea rejilla del pulpero
haciendo para el viaje su gaucha provisión.

Balando las ovejas se agrupa la majada
tirando «para las casas» en busca del corral,
y el tero centinela, soldado de avanzada,
vigila que el indiaje no arree un animal.

Calandrias y zorzales de pechos escarlatas
se ven en espesura del monte vivaquear.
Colgando de las ramas los palios de sus flautas,
cual musicos cansados que vienen a nochear.

De pronto allá a lo lejos, a tranco acompasado,
se ve asomar un flete bordeando el cañadón
y en el un gaucho triste de negro arrebujado,
con porte de hombre nervio, audacia y corazón!

Facón de plata al cinto, trabuco amarillado,
espuelas nazarenas, sombrero echado para atrás,
allá va Santos Vega, jinete en su tostado,
pensando que la vida para el está de mas!

Quién sabe que honda pena lo abisma al peregrino
centauro de las pampas, invicto payador!
que en vano las acacias y sauces del camino
se inclinan para verle sonreír en su dolor.

Mas dicen los que saben de amores escondidos
y al gaucho le conocen su indómito valor
que solo son culpables dos ojos renegridos
de aquella gran tristeza que aflige al trovador