Letra de Roberto Díaz
Música de Saúl Cosentino
Me gusta la ciudad cuando anochece
y andan los gatos, y el vino crece.
Me gusta imaginarme por el mundo
llevando cartas de amor, sin rumbo.
Me gusta la ternura de unos ojos,
la calle en siesta, los sueños locos.
Me gusta que la vida no me lleve
a contar sus liendres y a pedir perdón.
Un día yo me iré
sin preocuparme del después,
y se pondrá a jugar conmigo
la sombra que me espera y el olvido.
Si fuí llamado como cada quién
a ese milagro de subir al tren,
si tengo venas, labios y emoción,
me gusta que ande suelto el corazón.
Me gustan las ventanas que amanecen
sin los fantasmas que el tiempo mece.
Me gustan los caminos y el retorno,
la cama en yunta y el sol de otoño.
Me gusta la sonrisa en la penumbra,
el libro abierto, la luz que alumbra.
Me gusta que la vida no me lleve
a matar los duendes y a decir que no.