Letra de Andrés Cepeda
Música de Carlos Gardel
Sobre el lecho de agonía
cayó como flor tronchada
por el viento deshojada
y su frescura perdió,
y cual exala el perfume
del cáliz el lirio hermoso
de su pecho primoroso
su alma angelical voló.
Recuerdo que al exalar
serena el último aliento
con suave y triste acento
a su lado me llevó;
su bello rostro cubrió
la palidez de la muerte
y con mano casi inerte
dos pensamientos me dio.
Y me dijo: dulce amigo,
solo en el mundo te dejo,
del valle triste me alejo
para no verte jamás.
Hasta que llegue el instante
de oir de Dios los acentos
conserva estos pensamientos
y no me olvides jamás.
Este pensamiento mustio
donde la muerte en el lecho
lo conservo yo en mi pecho
como sacro talismán.
Porque se halla impregnado
del espíritu invisible
de un alma pura y sensible
que calma mi triste afán.
Yo venero con el alma
la religión de la muerte
y en tu sepultura inerte
llanto y flores derramé.
Y entre manojos de flores
llanto dejé allí a millares
y entre blancos azahares
pensamientos coloqué.
Yo venero aquel sepulcro
de la cálida María,
mis ojos vieron algún día
dos pensamientos brotar,
y luego yo vi llegar
el huracán tan violento
que deshojó un pensamiento
para uno solo quedar.