Letra de Agustín Irusta
Letra de Roberto Fugazot
Música de Lucio Demare
Las grises mañanitas de Montmartre,
donde iluso derroché mi juventud,
seran eternas en mi triste vida,
porque las recuerdo para mi inquietud.
Al igual que un amor cicatrizado
e imborrable en un tierno corazón,
mis mañanitas de Montmartre tan queridas
son para mi un delirio y una gran pasión.
Pero sos, mujer, pobre insensata que en el mundo triunfas;
la fragil barca de tu vida quizas naufragará
porque el timon de tu esperanza se quebrara en la mar,
y humillada ya, mis mañanitas de Montmartre
veran la fria nieve del destino
caer sobre tu almita acongojada
destruyendo aquellos sueños que forjaste con afan.
Nuevamente volveras a ser aquella que paseaba
exenta de pudor por esas calles
en que todas las mujeres pecadoras, guardaban su dolor.
Y en las tinieblas de tu pobre vida,
por ingrata nunca más encontraras
quien te devuelva con un beso de cariño
la luz de tu esperanza. que se apaga ya.