Letra de Héctor Gagliardi
Intérprete: Héctor Gagliardi
«Calle Corrientes»
L .p. pathe 30106
Con permiso, soy el tango,
yo soy el tango que llega,
por las calles del recuerdo,
donde nací ni me acuerdo,
en una esquina cualquiera,
una luna arrabalera,
y un bandoneín son testigos,
yo soy el tango Argentino,
donde guste y cuando quiera.
Por la calle «El porteñito»,
entre «El choclo» y «La payanca»,
un servidor se abrió cancha,
al compás del organito,
y a la luz de un farolito,
escondido entre glicinas,
en el atrio de una esquina,
una noche de verano,
me apadrino «El Entrerriano»
con «La Morocha» Argentina.
Me diplomé en las trenzadas,
de turbios peringundines,
y en los tristes cafetines,
me encontrí la madrugada,
sobre la crencha engrasada,
de algun taita compadrón,
se hizo hombre este varon,
que allá por el novecientos,
de taura se vino al centro,
del lao’ de constitución.
Y tirando el espinel,
por el año dieciocho,
me encontré con un morocho,
llamado Carlos Gardel,
del brazo me fuí con el,
a mostrar mi clase en Francia,
que para darme importancia,
me bautizo «le tangó»,
como acentuando en la «o»,
el compás de mi elegancia.
Y aquí me tienen de vuelta,
sencillo como esos patios,
donde se duermen los gatos,
debajo de las macetas,
que se defienden coquetas,
del malón de las hormigas,
con las patitas metidas,
en zapatitos de lata,
donde el agua la retrata,
una rosa presumida.
Soy columna mercurial,
de la emoción ciudadana,
soy avenida Quintana,
y baldío de arrabal,
«nock-aut» en el Luna Park,
penal en el travesaño,
soy la París y el «estaño»,
soy bandoneón y organito,
soy dibujo del Otito,
gorrión de plaza y canario.
Soy tribuna popular,
que ante el empate se agranda,
y soy lujo a cuatro bandas,
sobre el paño del billar,
Soy grito de !no va más!,
que en la rula nos conmueve,
y soy ese anclar de nueve,
que hasta los secos palpitan,
y soy «Legui» y Artiguitas,
peleando un bandera verde.
Soy guitarra milonguera,
y Corrientes y Esmeralda,
soy luna sobre la espalda,
encorvada del linyera,
soy mantel de nochebuena,
baile de carnaval,
soy silencio del yerbal,
bajo el cielo Misionero,
soy silbido de boyero,
y asfalto de diagonal.
Soy en el sur petrolero,
y en el norte leñador,
soy treinta y ocho en la flor,
y de mano compañero,
soy playa de Mataderos,
y paradito en San Juan,
soy la zafra en Tucumán,
y la vendimia en Mendoza,
y la dulzura grandiosa,
de la palabra mamá.
Tengo esa dulce tibieza,
de todos los que sentimos,
por eso el tango Argentino,
es un canto de terneza,
que se baila con Péreza,
y se escucha recordando,
mientras viene acariciando,
las puertas del corazón,
el gemir del bandoneon,
que se acerca rezongando.
Señores me llamo tango,
yo soy el tango que llega,
por las calles del recuerdo,
donde nací ni mi acuerdo,
en una esquina cualquiera,
una luna arrabalera,
y un bandoneón son testigos,
yo soy el tango Argentino,
donde guste y cuando quiera.