Letra de Antonio Cantó
Música de Víctorio Virgillito
Un día se cruzaron tus pasos y los mios
yo era un alma triste un huerfano de amor
vivia entre tinieblas y nunca besos tibios
trajeron a mi vida la claridad del sol.
Llegaste y ese día cual dulce primavera
mi alma por tu gracia de pronto florecio
y supe de la gloria que encierra una quimera
y te entregue mi vida, mi fe y mi corazón.
II
Dios puso en tu mirada un cielo de ternura
y en ese pecho tuyo dulzuras y bondad
tus manos dos magnolias cuajadas de ventura
y tu alma es un espejo donde me se mirar .
El dardo de tus ojos clavados en los mios
dejaron una huella que no podre borrar
me quieres y te quiero y así somos dos niños
unidos por un lazo que no podran cortar.
III
Por eso te bendigo, por eso te idolatro
porque eres el motivo sublime de vivir
porque junto a mi madre me cuidas con cariño
y soy igual que un niño que no sabe sufrir.
tu guardas en tu pecho las gracias más divinas
y en tu risa argentina un mundo de ilusión
por eso solo quiero a mi lado tenerte
quererte hasta la muerte con toda mi pasión.