Héctor Negro
Un soneto lunfardo me reclama
para batirte que te quiero entera.
Y sacudirte de vulgar manera
el metejon que el cuore me desgrana.
Rante musa me sube desde el pecho,
se diquea en mi boca, bate el justo,
para que escriba con rechifle y gusto
lo que tus ojos deschavar me han hecho.
Por eso el guiye de cantarte en reo
y el balurdo verseado y tan discreto
con que te embroco, cuando te lo leo.
Si así se manca menos mi soneto.
Porque en lunfa te quiero y me floreo.
Y me rasco, contento, el esqueleto.