F.Gutiérrez
La otra noche que no estabas recibí un sobre celeste
a tu hombre dirigido.., era letra de mujer;
me saltó un presentimiento y al rasgar, temblando, el sobre,
comprendí que me robaban para siempre tu querer.
«Mi negrito, te decia, no me olvides ni un momento.
Temía verme yo así, sola.., de vivir no soy capaz;
si supieras cómo ansío esos besos tan ardientes,
tus abrazos, tus caricias», pero no pude leer más.
Cómo sufro desde entonces, ni siquiera llorar puedo,
sola y triste tengo miedo de no poder soportar.
Me mentian esos labios que yo tanto habla besado
y al ver mi amor engañado, es muy grande mi penar.
Hoy que veo mis ensueños de esperanza destrozados
en pedazos de una carta que esta noche recibí,
sólo quiero que recuerdes un momento mis ternuras
y comprendas el cariño que sincera te ofrecí.
No te importe de mi vida, olvidame por la otra,
y decile las mentiras que yo, ingenua, te creí;
que tal vez muy pronto vuelvas a buscar arrepentido
el amor que, sin engaños, siempre guardo para ti.