Letra de Ernesto Cardenal
Letra de Jaime Vila
Por mi fiebre por los chuchos, y mi alma de jugador
andaba de mal en peor, yo que me las daba de ducho
casi voy a juntar puchos, ustedes no me van a creer
pero supe resolver mi situación harto flaca
con la compra de un yobaca me hice trompa y entrenière
y siguiendo el consejo de mi amigo Remersolo,
me compré un caballito de carrera
– y dígame, socio, resulto bueno el caballo?
Era un burro sangre pura, flaco como un cacho de hilo
pesaba dieciocho kilos con el freno y la montura
sacarme ‘e la mishiadura, fue mi propósito cierto
y lo llevé a Don Mamerto, un veterinario púa
que salvó al lungo garúa cuando lo daban por muerto.
y para mi que tenía la precisa, el hombre, amigo!
Me devolvió un mancarrón fiaca, panzón y mañero
parecía un cadenero del tiempo ‘e la inundación
lo llevé pa’l corralón del petiso Carbajal
como buen profesional sin demorar un momento
empecé el entrenamiento con vistas al Nacional.
y salvado el hombre, con todos los guitarristas!
Con él hice maravillar, el matungo progresaba
en pocos meses marcaba 6.2 1/5 la milla
lo relojio un tal Padilla que lo seguía de a pié
eso renovó mi fe en mi fantástico pingo
y un histórico domingo no se si ya te conté
la última vez le tuvieron que tomar el tiempo con un almanaque!!
Cuando mi pingo pisó las arenas de Palermo
Artigas se sintió enfermo, y Legui se las tomó
mi yobaca se alineó entre un lote de campeones
los vasos como pisones, la panza casi rasante
parecía un elefante en un montón de ratones
flor de caballo, amigo! Solamente le faltaba el trole!
La indiada grito ¡largaron!!!! y ahi fue el merengue, dios mío!!!
un pingo rajó pa’l río, los otros se desbocaron
Datos y fijas fallaron, nunca se vio nada igual
y mi robusto bagual, al tranquito y sin alarde
llegó tres dias más tarde, pero ganó el Nacional.