Del cd Viejo Baldío. Cantado por Eduardo Rivero acompañado por
Roberto Grela. No conozco los autores.
En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme,
un caballero, flaco, lungo y singular,
a fuerza de morfetear libros de caballería,
llegó a revirarse un día
y ya colifa, el cafaña,
salió a imitar las hazañas de los grones que leía.
Y puesto pa el entrevero
cargaba facón y lanza
un gordinfón Sancho Panza
le servía de escudero.
Tenía por parejero
un tungo bicho currante
sentido, pero de aguante,
puro huesos y montura.
El de la triste figura
lo bautizó Rocinante.
Muy pachorriento el baturro
Sancho Panza la vivía
para él, que andaba en la vía
el Quijote era un buen curro.
Al tranquito de su burro,
siguió devoto el destino
aconsejando con tino al jokey de Rocinante
cuando en lugar de un gigante
el otro chuceó al molino.
El cofra salió mormoso
del lance con el molino
pero firme en su destino
llegó con Sancho al Toboso.
Trás morfar, él hizo el oso a la mina con la idea
de esa cantina rea era un castillo y la ñata,
era más que una azafata, la bacana Dulcinea…
Así fue ese vagabundo
rayao pero sin malicia
la cinchó por ver justicia y amor
de nuevo en el mundo
Quiso la paz, fue profundo
el fruto de su sesera,
con su verdad que a cualquiera
le da de prepo la salsa,
cuando adechaba que falsa, la realidad, tan fulera.
Cansao de tanta aventura
llegó el Quijote a su caño
y se murió de amargura.
De su lanza y su armadura,
de su flete y de su espada,
hoy por hoy no queda nada,
como no sea este poco.
La cordura de aquel loco nos alivió la cinchada….