Letra de Carlos Roldán
Música de Martíni
Llegó el momento muchachos de alejarme
de la patota alegre de nuestra juventud,
la vida me llama, pues voy a casarme
y es ella un tesoro de amor y virtud.
Copáronme la banca, perdiéndo la parada
donde me había jugado con ansia el corazón,
me voy de la rueda, perdón muchachada,
si queda el vacío por mi deserción.
Mi noviecita que allá me espera
con su ternura de madrecita,
porque es un sueño, dulce quimera
de una esperanza que necesita
de los amores de un calavera
que a sus afanes jamás engañará.
Aunque olvidarla quisiera, no podría
porque ella es toda mi fe, la vida mía.
Su peregrina gracia divina
encadenó mi amor con su candor.
Si vieran la pebeta, muchachos, que tesoro,
como ha sabido hacerse querer por este bacán.
Sus negros ojazos, su pelo de oro,
unieron por siempre mi amor y su afán.
Hoy que vuelco el codo de mi triste vida,
colmado ya mi anhelo, me sangra el corazón
y siento en mi pecho que se abre la herida
que cruel anticipa la separación.