Nada turbaba la paz de mi dicha
alegremente sin penas vivia
en mi piecita reinaba tan solo
la paz y la alegria, era un nido de amor.
Con su cariño vivia tranquila
era feliz siempre que el besaba
mi corazón de gozo rebosaba,
no habia en mi cielo ni un nubarrón.
Negro,
quiero adorarte
así toda la vida.
Negro,
quiero que me beses
siempre con ardor.
Negro,
quiero estar
a tu lado eternamente.
Negro,
quiero que nunca
termine nuestro amor.
Pero una tarde de triste recuerdo
atormentada por un mal consejo
y sin pensar en el mal que causaba
abandone a mi viejo, perdi mi bienestar.
No hay un consuelo que calme mi pena
hoy lloro y sufro mi error de aquel dia,
en mi vivir se acabo la alegria
y como un sueño suelo decir:
Negro,
quiero adorarte, etcetera.