No importa que tus ojos
se vuelvan a otra parte,
no importa que no quieras
mirarme ya otra vez.
No importa yo te miro,
te miro y te contemplo,
y siento tus miradas,
y siento tus miradas
más claras cada vez.
No importa que el cariño
que ayer me profesabas
lo arrojes a un pasado
que nunca ha de volver.
Las sombras de este olvido
no cubren toda mi alma
y en sueños reaparecen,
y en sueños reaparecen
lo mismo que antes fue.
Yo vivo del recuerdo,
yo vivo del pasado,
no tengo ya presente,
ni acaso porvenir.
Por eso es que a estas
flores ya secas y marchitas
les doy todos los besos,
les doy todos los besos
que fueron para ti.