Cuasi anocheciendo, cerquita e’ mi rancho
cuando con mis penas, conversaba a solas,
senti, ayer ruidajes, como de pezuñas…
el grito campero de: Opa… Opa…
Sali y en lo «escuro» «vide» unos de «ponchos»
trayendo a los tientos lazo y «boleadoras»,
que al tranco espacioso de un «matungo» zaino
arreaba animales que parecian sombras.
Parese, aparcero… Parese, y disculpe: le dije
que bichos llevan esa tropa,
Voy pa’ la tabla… de los gauchos «sonsos»
a venderles miles… de esperanzas gordas!
Si el mercao promete y engolosinao
vuelva pa’ estos pagos en procura de otras,
no olvide que tengo mis potreros llenos…
y oue hasta e’regalo se las cedo todas.
Sonriose el «tropero» que era el desengaño
taloneó al «matunga» derecho a las sombras,
que aun trae a mis «óidos» el viento e’ la noche
el grito campero de Opa. . .! Opa!. . .