Letra de Luis De Biase
Música de Carlos Perccuoco
La tarde agonizaba, la noche se aproxima.
De un templo las campanas llamaban para orar,
cuando una joven triste, de rostro demacrado,
con gesto resignado se inclina ante el altar.
Hay un profundo dolor
en su palidez mortal.
Sus ojos dicen claro
que lloran sin cesar.
Ruego
por el hombre que yo quiero
dice
con amargo sinsabor,
ruego
por su vida que es mi vida
ruego
esta plegaria de amor.
Ruego
por el hombre que me has dado,
ruego
por quien no podre olvidar,
lloro
porque ahora me lo quitas
para
toda una eternidad.
La noche silenciosa tendió su negro manto,
el templo, solitario parece ya quedar,
cuando una triste queja se escucha en el espacio
que dice sollozando: Piedad, Señor, piedad!