Roberto Goyeneche y Enrique Cadícamo
Pebeta de mi barrio, papa, papusa,
que andas paseando en auto con un bacan
que te has cortado el pelo, como se usa
y que te lo has teñido color champagne.
En los piringundines de fraq y fuelle
bailas haciendo cortes de cotillon
y que a las milongueras, pa’ darles dique
al irte con tu «camba» batis: au voir.
Hoy tus pocas primaveras
te hacen soñar la vida
y en la ronda pervertida
de un nocturno jarangon
pensas en aristocracias
y derrochas tus abriles
!pobre mina que entre giles
te sentis «Mimi Pinzon»!
Pensar, pobre pebeta, papa, papusa,
que tu belleza un día se esfumará
y que, como las flores que se marchitan,
tus pocas ilusiones se moriran.
El «diche» que te mima con sus morlacos
el día menos pensado se aburrira
y entonces como todas flores de fango
iras por esas calles a mendigar.
Triunfas porque sos apenas
embrion de carne cansada,
y porque tu carcajada
de dulce modulación,
cuando implacables los años
te inyecten sus amarguras
ya veras que tus locuras
fueron pompas de jabon.