Letra de Carlos Zabaleta
I
No es que fuera despistado
ni trataba al oculista,
lo veía igual que a un poste
en medio de la autopista:
era largo como el tiempo
en garita de soldado,
parecía una jirafa,
el sin fin lo habían llamado.
Por lo visto día a día
le gustaban los lugares
donde el vulgo por costumbre
se da cita normalmente:
bien que no era éste su caso,
solo estaba cual la una
entre tantos impacientes
esperando a su costilla.
II
Y era lo que le gustaba,
contemplar a toda chica,
la seguía con los ojos
igual que en un largo adiós,
como quien mira el tranvía
que se aleja poco a poco
y siente una tristeza
de sueños que no tienen alas
Ibis
Era un día de Septiembre,
en Madrid para más datos,
con sus calles bien repletas
de los frutos del verano:
y ahí estaba nuestro hombre,
Pez esquina San Bernardo,
loco de niñas bonitas
con cuadernos bajo el brazo.
Su atención fue reclamada,
yo la vi y era un encanto,
me perdí en sus piernas largas
abusando tacón alto:
sentí un golpe mudo y sordo
tras de un fuerte bocinazo,
me volví como un resorte,
por mirón lo habían tumbado.
(Repetir II)