Deambroggio
Respetado por el malevaje
lo llamaban de apodo Quebracho
un buen mozo y valiente muchacho
y muy bien querido por la juventud
su sombrero de ala agachada
que sombreaba mitad de su frente
pero en cambio un mirar tan doliente
como fuera el rasgo de una ingratitud
y una noche la esperada
se le cruzo en el camino
lo fatal de su destino
el que sobor le robo
Y sacando su cuchillo
para defender su ultraje
como dos fieras salvajes
en tire y ataque el otro cayo
Detenido a Quebracho lo llevan
por las calles del barrio empampado
y de pronto en la esquina a su lado
su pobre viejita se abraza con el
es mi hijo señor no lo lleve
es mi amor es mi todo es mi vida
y besando a su madre querida
lloro como un niño su destino tan cruel