Quejas del alma (tango)

Letra de Guillermo Barbieri
Música de Guillermo Barbieri

Grabado por Carlos Gardel en 1925.

Junto a la mesa de un pobre café
estas palabras de un hombre escuché:

Dicen que paso la vida sombrío
aquellos amigos que me ven sufrir,
pero no comprenden que vive el hastío
como un martillo clavado en mi sien ;
y los que antes de mí se reían
porque no supieron la triste verdad,
no saben que aquella que yo más quería
me llenó el alma de inmenso pesar.

Pero hasta mí nadie llegó
cuando alcanzaron a ver que un dolor
iba tendiendo en lo gris de mi suerte
dos garras de muerte, su dardo traidor ;
cuando la infiel me abandonó,
todos con burlas venían a mí
y ante las mofas terribles, sangrientas,
vengar esta afrenta mi mente pensó.

Hizo una pausa y su llanto enjugó,
y de este modo su historia siguió:

En arrebatos de impulso violento,
miré a la traidora cuando la encontré,
y sin que emitieran sus torpes lamentos,
en su garganta mis manos crispé ;
sin la amistad de ninguno en el mundo
pasé muchos años de agudo dolor
y como vencido, lloré sin segundo
la mala estrella de mi puro amor