Letra de Agustín Irusta
Letra de Roberto Fugazot
Música de L. Demare
Viejo!
Si vos supieras cuántas noches
desde mi lecho contemplo
la puerta por donde salió
aquella tarde
que amorosa y con un beso
para un mentido paseo
con un adiós se marchó…
Nunca
recuerdo haber sufrido tanto
como esa noche que, en vano,
mi corazón la esperó;
tú,
que me viste acariciarla,
viejo amigo,
ya sabrás lo que he sufrido yo.
Cada cosa es un recuerdo,
cada recuerdo un sollozo…
Tanto cariño le tengo
que hasta en mis venas está.
Si pudiera llorar sangre
habría de abrirme cien ojos
para sacarme esta pena
que consumiéndome va.
Cuántas auroras me vieron
con la muerte en el semblante,
la esperanza en las pupilas,
y en los labios murmurar
una palabra de amor
que me arrancara el dolor de recordar.
Cuando retorne por aquella puerta,
que, talvez, ha de ser nunca,
ha de volver mi corazón a sentir ansia
de gozar en esta vida
los placeres que ella brinda
cuando se ama con pasión.
Sueño con imposibles realidades,
viejo amigo, y es pesada
esta cruz de sinsabor…
Que nunca sepa mi buena madre
que la vida me brindó
caricias de dolor.