La suavidad, esperanza,
de tus colinas al atardecer;
guiños de sol en el alma,
perlas, cerezas, pendiente niñez.
Llego cansado, dejé la gran ciudad,
quiero el silencio de tí;
toma mis trapos, te los dejo aquí,
humo, razón y café.
La suavidad, esperanza,
de tus colinas al atardecer;
tiene un mechón de naranja,
sol dolorido que gime un adiós.
Vengo abatido de tanta ocasión
que se pasea por mí,
como si fuera suelo de andén;
polvo, colillas, papel.
La suavidad, esperanza,
de tus colinas al atardecer;
beso en el mar reposado
donde una barca faena en quietud.
Anclado vino el raro porvenir,
humo sin sombra de mí;
la suerte como, mela trenzas tú
Suave esperanza de amor.