J. GONZALEZ
Yo me siento obligado a quererte
porque tienes los ojos divinos,
que dichoso sería si los mismos
mitigaran mi acerbo dolor!
Cuanto fuego me abrasa al mirarte
y suspira mi pecho agitado…
que dichoso sería un desgraciado,
si tu, tierna, supieras amar!
Si tus ojos llegan a negarme
el divino fulgor de tu mirar,
a la farra yo quiero entregarme
y ya, ni el vino podra hacerme olvidar.
Cuanto sufro sin hallar consuelo!
Es muy triste mi horrible padecer;
de rodillas le pido yo al cielo,
mande mi muerte, si no me has de querer.
Yo he cifrado en tu amor mi ventura,
sin tu amor yo no quiero vivir,
y yo sufro con honda amargura
y es muy triste mi amargo sufrir.
Cuanto lloro pensando en tu olvido,
en mis horas de amargo dolor,
y yo vivo con el pecho herido
recordando tu negra traición.