Me muerdo los labios para no llamarte.
Me duelen tus besos. Me sigue tu voz.
Pensando que hay otro que pueda besarte
se llena mi pecho de odio y rencor.
Prendida en la fiebre brutal de mi sangre
te llevo muy dentro, muy dentro de mí.
Te niego y te busco, te odio y te quiero,
y llevo en el pecho un infierno por tí.
Te odio y te quiero
porque a tí te debo
mis horas amargas,
mis horas de hiel…
Te odio y te quiero: Tú fuiste el milagro,
la espina que hiere y el beso de amor.
Por eso te odio. Por eso te quiero
con todas las fuerzas de mi corazón.