Letra de G. Marquez
Música de Alberto Hilarion Acuña
Linda estaba la tarde que la vide
el patio de su rancho acomodando,
y aunque guapo paŽ todo me sentía
no pude hablarle y me quedé temblando.
Estaba como nunca la había visto,
vestido livianito de zaraza
con el pelo volcao sobre los hombros,
era una virgen que encontré en la casa.
Ni ella ni yo, ninguno dijo nada,
con sus ojazos me siguió quemando
dejó la escoba que tenía en la mano
me quiso hablar y se quedó temblando.
Era el recuerdo del amor primero
amor nacido en nuestra edad temprana,
como esas flores rústicas del campo
que nacen de la noche a la mañana.
Amor que está oculto en los adobes
de su rancho paterno tan sencillo
y en la corteza del ombú del patio
escrito con la punta del cuchillo.
Me dí vuelta pisando dispacito
como quien desconfía de una trampa,
envolviendo recuerdos y emociones
entre las listas de mi poncho pampa.
No sé que me pasó…monté a caballo
y salí galopiando a rienda suelta
con todos los recuerdos y emociones
que en las listas del poncho saqué envueltas.
Linda estaba la tarde que la vide
el patio de su rancho acomodando
la tarde que aunque guapo me sentía
no pude hablarle y me quedé temblando.