E.Cárdenas y R.Rossi
De nuevo en tu ventana
cubierta de rosas,
mi voz tiembla amorosa
sin saber por qué.
Y sueño tiernamente
con hondo lirismo,
con dichas que yo mismo
por ti las forje.
Tus labios hermosos,
tus labios coralinos,
si me hablan de los gozos
que da la ilusión,
me llenan de una dicha
que dice de embelesos,
de sueños y de besos,
de triunfos y de amor.
Olvidemos mi bien
si el destino traidor
quiso darnos dolor
en las horas de ayer.
No pensemos hallar
solamente el sufrir,
si la dicha es vivir y gozar.
Seré como la brisa
tibia y mañanera
que trae de las praderas
perfumes sin fin.
Y en tanto, he de decirte,
que no he de olvidarte
y que sabré adorarte
con ansia febril.
Envueltos por la sombra
de un patio florido
formaremos el nido
de nuestra pasión.
Y entonces nuestras almas
temblando de amores
dirán a las flores
su dicha de amor.
Mujer celestial
divina mujer,
yo quiero encontrar
para mi alma ]a luz
de tu ardiente mirar.
Con loca adoración te amaré
si me amas también
y con ciega fe para ti sola,
haré un magnifico Edén.